sonacol

El pasado 3 de abril venció el plazo para ingresar las “observaciones ciudadanas” al proyecto Segunda Línea Oleoducto M-AAMB, el oleoducto que cruzará Maipú y Pudahuel para abastecer de combustible al aeropuerto internacional de Santiago.

El municipio difundió el 31 de marzo que presentó más de 600 observaciones ante el Servicio de Evaluación Ambiental y, aunque no especificó el tenor de éstas, corresponderían a las que se recogieron en los encuentros “Maipú Cívico” que el municipio organizó con el apoyo del ente ambiental en distintos barrios de la comuna.

camargoRicardo Camargo, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y  precandidato a diputado por el distrito 8 –que comprende a las comunas de Maipú y Pudahuel, por donde pasaría el oleoducto en trámite-, también presentó observaciones ciudadanas al SEA.

El proyecto de la Sociedad Nacional de Combustibles (SONACOL) pretende construir un nuevo oleoducto entre el terminal con que cuenta en Maipú (donde llegan los combustibles desde Con Cón) y el aeropuerto de Pudahuel. Según se ha informado es un conducto de 27 kilómetros que cruzaría las comunas de Maipú y Pudahuel, en algunos puntos paralelo al ya existente desde 1994 y en otros con un nuevo trazado.

“Es conocido el rechazo ciudadano a la construcción de tal oleoducto, por la forma en que amenaza la vida digna de la población que lo rodearía, al estar emplazado en un sectores plenamente urbanos y muy densamente poblados como Maipú, por una parte, y Pudahuel, por otra, que lejos de beneficiarse de ser la comuna que alberga al aeropuerto principal del país, se ve perjudicada y amenazada por la construcción de este oleoducto”, señala Camargo.

Sobre las observaciones ciudadanas, indica que éstas se ingresan para hacer presente a la autoridad que la comunidad de Maipú y Pudahuel está atenta a lo que ocurre y a la forma en que se la está poniendo en riesgo. “La presentación de observaciones es el envío de una señal clara: ante el peligro inminente de la construcción de un oleoducto que cruce por fuera de nuestras casas, plazas y espacios públicos, no se puede dar pie atrás en la defensa de lo justo”, enfatiza.

Las observaciones presentadas por Ricardo Camargo se refieren principalmente a los efectos adversos en la calidad del aire, el aumento del ruido, la alteración de la forma de cauces y ríos, y de sus flujos, el empeoramiento de la calidad del agua subterránea y superficial, la devastación de plantas y animales, el perjuicio sobre la infraestructura relacionada con servicios de energía, sanitarios, viales, comunicacionales y comerciales, el alza de los tiempos de transporte de los vecinos y vecinas, y la carencia de planes de contingencia y emergencia para el caso que el sistema del oleoducto falle, “cosa que sabemos que puede pasar, provocando una catástrofe mayor”, agrega.

La autoridad debiera dar respuesta a estas observaciones antes del día 25 de septiembre de este año. Y más allá de las observaciones presentadas y su seguimiento ante el Servicio de Evaluación Ambiental, lo que propone Ricardo Camargo es más ambicioso (y necesario): que la comunidad avance en articular el rechazo al oleoducto hasta generar una propuesta alternativa que concilie, de forma armónica, el bienestar de la comunidad con los requerimientos de desarrollo de la zona.

Consejo Comunal de la Sociedad Civil: Que los oleoductos «vayan directamente desde las matrices de la V Región hasta el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, sin afectar a terrenos agrícolas y sin intervenir sectores urbanos y habitacionales”

El proyecto de Sonacol considera una inversión de 60 millones de dólares, se construiría en un plazo de 15 meses y tendrá una vida útil superior a los 40 años. Su trazado bordea los barrios Industrial, El Abrazo, Los Bosquinos, Pehuén, Sol Poniente, Portal del Sol y La Farfana en Maipú. Es esta la principal preocupación de quienes se oponen a su construcción.

En una carta enviada el pasado 27 de marzo a la alcaldesa Cathy Barriga, el Consejo Comunal de la Sociedad Civil (COSOC) manifiesta estas aprensiones. “El proyecto no cuenta con estudios específicos que respalden tanto su propuesta técnica como sus proyecciones de seguridad”, señala la misiva. Al desestimar áreas de influencia, impactos negativos y planes de emergencia, entre otros aspectos, transforma la propuesta de oleoducto “en un peligro dispuesto a ser instalado a metros de viviendas, jardines infantiles, colegios, centros municipales de salud y servicios de todo tipo”.

Con esta preocupación los dirigentes plantean el rechazo rotundo de la comunidad organizada a la ejecución del nuevo oleoducto. “Tenemos conocimiento del plan de expansión del Aeropuerto de Santiago y del consiguiente aumento en la demanda de kerosene de parte de empresas aeronáuticas. Sin embargo, no se considera justo ni aceptable que los arreglos de costos operacionales de empresas privadas pongan en riesgo la seguridad y la integridad de las personas. Desde este punto de vista, las organizaciones de la sociedad civil de Maipú plantean la proyección de oleoductos que vayan directamente desde las matrices de la V Región hasta el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, sin afectar a terrenos agrícolas y sin intervenir sectores urbanos y habitacionales”, concluyen.